domingo, 31 de mayo de 2020

CIEN AÑOS DE SOLEDAD II

NARRADOR-TIEMPO-ESPACIO


NARRADOR:
Al comenzar a leer el libro nos damos cuenta, con la primera frase que es un narrador omnisciente, es decir, exterior e invisible con relación al mundo a lo mundo narrado.
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que el padre lo llevo a ver el hielo".

Se puede apreciar que el narrador se encuentra fuera de la historia, es importante recordar que el narrador omnisciente sabe el pasado, presente y futuro de los personajes y de la historia. Pero también éste desaparece y da paso a los diálogos de los personajes.
Si bien a lo largo de toda la novela podemos afirmar que el tipo de narrador es el omnisciente, como ya se dijo, en la última frase de Cien Años de Soledad, se ve lo contrario, ya que se cambia el narrador.
"Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o espejismos) seria arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres y en el instante en que Aureliano Babilonia acaba de descifrar los pergaminos y todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".

En este momento el narrador situado afuera de la historia pasa a ser un personaje a vivir dentro de la historia.

ESPACIO:
La historia transcurre en Macondo, un pueblo creado e imaginado por Gabriel García Márquez. Es aquí donde suceden los hechos que si bien se apoyan de hechos reales se transforma en ideal por la fantasía del autor, donde todo es posible: seres más que centenarios, lluvias que duran más de cuatro años, apariciones y diálogos con muertos, alfombra que vuelan, etc.

En sus comienzos, Macondo, era un "mundo ideal", un paraíso.
"Macondo era entonces una aldea de veintes casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos".

"En pocos años, Macondo fue la aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era de verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto".

Pero en el transcurso de la historia este mundo de realidades mágicas se ve afectado cuando entra "el mal" en Macondo, las guerras civiles, la fiebre del banano, la llegada de gente de distintos lugares a raíz de la empresa bananera, el odio político, pobreza, las matanzas, las sequías, la llegada del ferrocarril, lo que solo trae desgracias y muertes. 
Así, lo imaginario y lo real se enlazan con la historia de Colombia y con los males que afecta a toda Latinoamérica. Y terminando con el exterminio total de la aldea Macondo.

"Macondo estaba en ruinas. En los pantanos de las calles quedaban muebles despedazados, esqueletos de animales cubiertos de lirios colorados, últimos recuerdos de las hordas de advenedizos que se fugaron de Macondo tan atolondradamente como habían llegado".
"Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros ...".

TIEMPO:
Pero en realidad el tiempo de la novela no es sucesivo, cíclico o cronológico, sino cerrado. Se pueden ver distintos rasgos o características en esta novela:

Constantes saltos del presente al pasado y repentinamente al futuro.
"José Arcadio Buendía quien decidió por esos años que en las calles del pueblo se sembrarán almendros en vez de acacias, y quien descubrió sin revelarlos nunca los métodos para hacerlos eternos. Muchos años después cuando Macondo fue un campamento de casas de madera y techos de cinc, todavía perduraban en las calles más antiguas los almendros rotos y polvorientos, aunque nadie sabía entonces quien los había sembrado". 

-El hombre de Rebeca Buendía el único que tuvo siempre y llevo con dignidad hasta la muerte".
"Aureliano apareció vestido de terciopelo negro entre Amaranta y Rebeca tenía la languidez y la misma mirada clarividente que había detener años más tarde frente al pelotón de fusilamiento".

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en la que su padre lo llevó a conocer el hielo. 
Macondo era entonces...".

Es circular, porque hay varios hechos que se repiten cada cierto tiempo. Los mismos nombres, las mismas características de los personajes se heredan de generación en generación, y los hechos son similares hasta el fin de la novela.

"El hijo de Pilar Ternera fue llevado a casa de sus abuelos a las dos semanas de nacido. Úrsula lo admitió de mala gana, vencida una vez más por la terquedad de su marido que no pudo tolerar la idea de que un retoño de su sangre quedara navegando en la deriva, pero impuso la condición de que se ocultara al niño su verdadera identidad. 

Aunque recibió el nombre de José Arcadio, terminaron por llamarlo simplemente Arcadio para evitar confusiones".
"Cuando nació el hijo de Aureliano y Pilar Ternera y fue llevada a la casa y bautizado en ceremonia íntima con el nombre de Aureliano José.".
"Que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje".

Es lineal porque toda la vida de estos personajes estaba narrada en unos pergaminos escritos por uno de los personajes:
"...radicaba en que Melquíades no había ordenado los hechos en el tiempo convencional de los hombres, sino que concentró un siglo de episodios cotidianos, de modo que todos coexistieran en un instante."


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