PERSONAJES
En esta novela aparecen muchos personajes, casi
todos con relación familiar, y con nombres repetitivos.
José Arcadio Buendía: es el fundador de
Macondo y el primero de la estirpe. Es un hombre con una fuerza descomunal, emprendedor,
soñador, obsesivo y con mucha imaginación, que siempre estaba probando inventos
nuevos y haciendo cosas para mejorar la comunidad. Pero con el correr de los
años se fue convirtiendo en un holgazán, descuidado en el vestir, con una barba
salvaje.
"José Arcadio Buendía, que era el hombre más
emprendedor que se vería jamás en la aldea ...".
"José Arcadio Buendía se convirtió en un
hombre de aspecto de holgazán, descuidado en el vestir, con una barba salvaje
que Úrsula lograba cuadrar a duras penas con un cuchillo de cocina".
" Pero poco a poco lo fue abandonando a su
soledad, porque cada vez se les hacía más difícil la comunicación. Estaba
perdiendo la vista y el oído, parecía confundir a los interlocutores con
personas que conoció en épocas remotas de la humanidad, y contestaba a las
preguntas con un batiburrillo de idiomas".
El recuerdo de los muertos lo atormentaba, lo que
hizo que de alguna manera se enloqueciera, razón por la cual lo dejan atado a
un castaño. Luego de un tiempo fallece.
"Esa noche, Pietro Crespi lo encontró en el
corredor, llorando con el llantito sin gracias de los viejos, llorando por
Prudencio Aguilar, por Melquíades, por los padres de Rebeca, por su papá y su
mamá, por todos los que podía recordar y que entonces estaban solos en la
muerte".
"Entonces agarró la tranca de una puerta y con
la violencia salvaje de su fuerza descomunal destrozó hasta convertirlos en
polvo los aparatos de alquimia...". 12
"Cuando llegaron Úrsula y Amaranta todavía
estaba atado de pies y manos al tronco del castaño, empapado de lluvia y en un
estado de inconciencia total. Le hablaron, y él las miró sin reconocerlas y les
dijo algo incomprensible".
Úrsula Iguarán: es la madre y el eje de la
familia Buendía, por lo cual es la esposa y a la vez la prima de José Arcadio
Buendía. La describen como laboriosa, autoritaria, dedicada, activa, menuda,
severa, incrédula, espontánea, bella, libre, intuitiva por lo que su
temperamento tenía enfrentamiento con su marido, aunque siempre cedía a las
elocuencias de su marido.
"La laboriosa de Úrsula andaba a la par con la
de su marido. Activa, menuda severa, aquella mujer de nervios inquebrantables,
a quien en ningún momento se la oyó cantar, parecía estar en todas partes desde
el amanecer hasta muy entrada la noche, siempre perseguida por el suave susurro
de sus pollerínes de olán. Gracias a ella, los pisos de tierra golpeada, los
rústicos muebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre
limpios, y los viejos arcones donde se guardaba la ropa exhalaban un tibio olor
de albahaca".
Este personaje está presente en casi toda la obra,
ya que al fallecer tiene como ciento veinte años. Sus últimos años lo paso
prácticamente postrada en una cama y ciega.
"Amaneció muerta el jueves santo. La última
vez que le habían ayudado a sacar la cuenta de su edad, por los tiempos de la
compañía bananera, la había calculado entre ciento quince y los ciento
veintidós años".
Amaranta Buendía: es la única hija mujer de
José Arcadio y Úrsula, era una mujer sin prejuicios, alegre, moderna y cruel.
" Un jueves de enero, a las doce de la
madrugada, nació Amaranta. Antes de que nadie entrara al cuarto, Úrsula la
examinó minuciosamente. Era liviana y acuosa como una lagartija, pero todas sus
partes eran humanas".
Rebeca Montiel: es la hija adoptiva de
Úrsula y José Arcadio. Llega a Macondo procedente de Manuare y tare con ella la
peste del insomnio. Come tierra y cal cuando está desesperada. Se enamorada del
refinamiento y la buena educación de Pietro Crespi. Pero se entrega a la pasión
de José Arcadio hasta convertirse en su esposa.
"El domingo, en efecto llega Rebeca. No tenía
más de once años. Había hecho el penoso viaje desde Manaure con unos traficantes
de pieles que recibieron el encargo de entregarla junto con una carta en la
casa de José Arcadio Buendía, pero que no pudieron explicar con precisión quién
era la persona que les había pedido el favor".
José Arcadio: es el primer hijo de la
familia Buendía. Se desarrolla a
temprana edad, tenía la cabeza cuadrada, el pelo hirsuto y el carácter
voluntarioso de su padre.
"Tenía la cabeza cuadrada, el pelo hirsuto y
el carácter voluntarioso de su padre. Aunque llevaba el mismo impulso de
crecimiento y fortaleza física, ya desde entonces era evidente que carecía de
imaginación".
Empezó a mantener relaciones sexuales con Pilar
Ternera, una mujer que se dedicaba a leer las cartas, que no tardó en quedarse
embarazada.
Pero cuando llegaron los gitanos, José Arcadio vio
a una joven gitana de la cual se enamoró rápidamente. Al día siguiente este se
había fugado con los gitanos y la chica. Regreso tras varios años, todo tatuado
y luego de dar la vuelta al mundo. Posteriormente se casa con Rebeca.
Aureliano: es el segundo hijo de José Arcadio
Buendía y Úrsula Iguarán. El coronel Aureliano Buendía es el primero de los
nacidos en Macondo y en él se combinan la pasión por la ciencia y por las
armas. Silencioso y solitario.
Se caso con Remedios Moscote, pero al poco tiempo
de esto ella muere por equivocación envenenada. Tras este hecho Aureliano sigue
un vínculo con el padre de ella, el corregidor, quien le dice que intervenga en
unas elecciones que se realizaron en el pueblo. Fue ahí cuando se dio cuenta
del fraude electoral que realizaron los conservadores, y luego de diferentes
acontecimientos se convirtió en coronel. Participo de numerosos levantamientos
y guerras, pero se vio condenado a la soledad.
"Aureliano, es el primer ser humano que nació
en Macondo, iba a cumplir seis años en marzo. Era silencioso y retraído".
" La muerte de Remedios no le produjo la
conmoción que temía. Fue más bien un sordo sentimiento de rabia que
paulatinamente se disolvió en una frustración solitaria y pasiva, semejante a
la que experimentó en los tiempos en que estaba restringido a vivir sin
mujer".
Un rasgo que se presenta del coronel es una especie
de intuición o predicción que tiene sobre los hechos, esto se pueden ver de
forma muy clara en dos episodios:
"...un día en que el pequeño Aureliano, a la
edad de trece años, entró a la cocina en el momento en que ella retiraba del
fogón y ponía en la mesa una olla de caldo hirviendo. El niño, perplejo en la
puerta, dijo: < Se va a caer> La olla estaba bien puesta en el centro de
la mesa, pero tan pronto como el niño hizo el anuncio, inició un movimiento irrevocable
hacia el borde, como impulsada por un dinamismo interior, y se desplazó en el
suelo".
"El Coronel Arcadio Buendía disponía entonces
de tiempo para enviar cada dos semanas un informe pormenorizado a Macondo…le
escribió a Úrsula: Cuiden mucho a papá porque se va a morir. Úrsula se alarmó.
<Si Aureliano lo dice, Aureliano lo sabe>, dijo".
José Arcadio fue asesinado por unos niños, estos lo
ahogaron.
Melquíades: es un extraño personaje, que
llegó varias veces al pueblo con grandes invenciones, como la lupa, el imán, la
alquimia, la brújula, la dentadura postiza, el hielo, etc. Era un hombre
honrado, inteligente, con una inmensa sabiduría, misterioso y triste al cual le
gustaba realizar largos viajes por el mundo. Usaba un sombrero grande y negro.
Ayuda a José Arcadio Buendía a construir su laboratorio, siendo un gran amigo y
maestro para él.
Este gitano alquimista genera la intriga
fundamental de la novela: los pergaminos. Éstos son tratados de descifrar por
varios de los miembros de la familia Buendía, pero solamente el último
Aureliano pudo leer y entender su contenido.
"Era un fugitivo de cuantas plagas y
catástrofes habían flagelado al género humano. Sobrevivió a la pelagra en
Persia, al escorbuto en el archipiélago de Malasia, a la lepra en Alejandría,
al beriberi en el Japón, a la peste bubónica en Madagascar, al terremoto de
Sicilia y a un naufragio multitudinario en el estrecho de Magallanes. Aquel ser
prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus, era un hombre lúgubre,
envuelto en un aura triste, con una mirada asiática que parecía conocer el otro
lado de las cosas".
CONCLUSIÓN:
" y que todo lo escrito en ellos era
irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien
años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".
Con esta frase Gabriel García Márquez termina su
obra, y bajo mi opinión ésta le otorga un significado final muy especial,
recalcando el sentido de la obra ya mencionado en todo el desarrollo del libro.
Cien años de Soledad es la historia de un pueblo y
de una familia ficticia, pero que es una representación de la realidad en la
que vivimos, de nuestra sociedad y de cada uno de nosotros, a pesar de que fue
escrita ya hace 37 años, su vigencia es notoria. Ya que en esta obra se pueden
ver todas las modificaciones que se producen a raíz del odio político, las
guerras civiles, los intereses económicos, las matanzas, la pobreza, la
desesperanza, el conformismo, la llegada de inmigrantes, e innumerables cosas
más. Y, si bien el autor describe hechos mágicos o fantásticos que no suceden
en la vida realidad, hoy en día pasamos en alto o tomamos como
"normal" hechos que no deben ser parte de nuestras vidas, como el
numerosos de desocupados, los robos, los asesinatos, las crisis sociales, los
secuestros....
Gabriel García Márquez nos llama a cada uno de
nosotros a reflexionar, a pensar realmente en que queremos ser, en que debemos
aprovechar la oportunidad que tenemos en esta tierra, porque ésta es única e
irrepetible. Y que depende solamente de nosotros nuestro futuro, si queremos
vivir felices o en soledad.
BIBLIOGRAFÍA:
García Márquez; "Cien años de soledad",
Editorial Sudamericana, 1967
Loprete, Carlos Alberto; "Literatura
Hispoamericana y Argentina", 1975
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