Por John Sajje
¡No
sé dónde van los gatos cuando mueren! de lo que hoy estoy seguro, es, en qué
lugar se quedan ¡cuando su ausencia no es olvido!
Advierto
que es flaca mi memoria, pero lo más cerca que he tenido un gato es, en la
noche de los tiempos, cuando intenté acariciar un ser moribundo, en desesperado
esfuerzo por insuflar aliento al amor (mas no por ponerle el cascabel al gato).
Claro que literalmente, dos veces, intenté leer los 2.500 versos de la “Gatomaquia” y la belleza de Zapaquilda, cual antorcha, reflejando a la gran Helena.
Quizás,
también sirva de antecedente o reconocimiento el salón de los rechazados con la
Olympia de Manet. Allí, siempre la ví a ella: con el pelo ensortijado y una
orquídea, que es considerada como una flor afrodisíaca y, en sus pies, llevando
un solo zapato, símbolo fetiche y de sensualidad y allí está el: un gato negro,
alusión a la sexualidad, la ambigüedad y la inquietud, que, levantando su cola,
juguetea y mira fijamente al espectador.
¡Ah, y el horror criminal de tenebrosa acción!
al tener fijo en la pared de mi memoria, un gato negro con la pluma de Allan Poe.
Como leen, no soy gran
cosa en las artes felinas, quizás por algún esmirriado sentimiento de empatía
minina o una ausencia que eclipsa el no saber convivir con la soledad de un
gato…
¡Con la mía basta! ¡Llámese
Toxoplasmosis o Baudelaire!
Es posible que mis sentimientos sean ingenuos
y surrealistas -como un cuadro de Joan Miró- inspirados en figuras alargadas,
agusanadas y ameboides que resbalan y flotan en ese espacio irreal de mis
sensaciones gatunas (como en el Carnaval del Arlequín) bajo un terrible delirio
del hambre
Tampoco es que esté inspirado como Publio Virgilio Marón
(La Eneida) a tener una mosca como mascota. Vale recordarlo:
Cuenta la historia que
este hombre tenía como mascota a una mosca y cuando esta falleció organizó unos
fastuosos funerales en su honor. Contrató a una orquesta que tocara y a un
grupo de plañideras que lloraran con desconsuelo simulado la muerte del
insecto. Compuso algún poema para la ocasión y la mosca fue sepultada en un
enorme sepulcro que costó tres cuartos de millón de sestercios. El interés era
algo oculto. Sigue a la historia que, poco después del sepelio de la mosca, un
nuevo decreto iba a ser promulgado, por el que grandes extensiones de tierra
serían expropiadas a terratenientes para entregárselas a soldados licenciados.
Los terrenos que albergaran tumbas o enterramientos, fueran estos de la naturaleza que fueran, estarían libres de ser confiscados. Por supuesto, cuando el decreto vio la luz, Virgilio esgrimió la tumba de su mosca como motivo para mantener sus terrenos bajo su propiedad y sorprendentemente la petición le fue concedida.
Los terrenos que albergaran tumbas o enterramientos, fueran estos de la naturaleza que fueran, estarían libres de ser confiscados. Por supuesto, cuando el decreto vio la luz, Virgilio esgrimió la tumba de su mosca como motivo para mantener sus terrenos bajo su propiedad y sorprendentemente la petición le fue concedida.
Dante.
Con mi amiga, nos une
una perspectiva cósmica; como diría Sagan: Somos como mariposas que vuelan
durante un día pensando que lo harán para siempre. En síntesis, nos hemos
considerado el Yin y el Yang.
Debo referir que hace 4 años y medio, decidió cambiar su vida
– igual de solitaria, por cierto- como cuando el subconsciente, cual iceberg,
conjuga su línea de flotación con la materialización de los sueños y se
convierte en un gato.
Era un felino
imponente. Color luz. Con esa tonalidad azul de unos ojos que mutan y decantan.
Con esa cornea convexa que resalta con los melanocitos anaranjados transparentes
y traslucidos, en la variación de su pupila vertical. ¡Con los ojos de Horus!: El principio
masculino (ojo derecho) Yin (el sol) y el principio Femenino (ojo izquierdo), yang,
la luna.
Con ese cerrar el iris -Con esa forma que sonaba
a indiferencia. Con esos más de 16 bigotes. ¡Con esos radares! Con esos sensores
de sentimientos que denotaban emociones y dictaban decretos y bulas. Con esas
vibrisas, que, como la batuta de un director de orquesta, vibra hasta el pluscuamperfecto
del había una vez…
Advierto que ella, como
ser de luz hace cosmovisión y nunca anda caminos hechos, por eso se equilibra
con Osho; mientras yo hago malabares con el compás y la escuadra…
Como todo en ella es
distinto, quiso poner a consideración de su familia el nombre que llevaría
aquel ser que le acompañaría, alrededor de 19 años a lo sumo – como creía-
Abierta las votaciones,
el tarjetón del destino casi arroja empate técnico (por dos votos) entre “él no
me acuerdo” y Dante.
Se llamó: ¡Dante!
¡Quizás fue alegórico
con aquellos 100 cantos! Pero ella empezó a vivir el infierno, el purgatorio y
el paraíso de un tiranuelo que se hacía otredad, por no decir yuxtaposición,
como lo soñaba en el reino del convivir
En cuatro años y medio
jugó al Pigmalión tratando de moldear un ser que no alcanzó a ostentar siete
vidas; pero que si llenó la de ella de compañía y mimo. No inspiró musical
alguno como T.S. Elliot.
No hizo dos gateras como Newton. Tampoco escribió una
carta, como Hemingway, narrando lo más triste de uno de sus 30 gatos. Pero eran
el uno, para el otro.
Verlos, era repetir con Carl” La belleza de la vida no hace referencia a los átomos que la componen, sino a la forma en que estos átomos se juntan”.
Ella creyó alcanzar el
empíreo, mientras él era el monarca absoluto de un apartamento hecho a su
medida y bajo las más estrictas condiciones del maullido y quizás como el poeta,
en noches aciagas y de infierno, su hermana le oyó vociferar con muy pocos
nervios:
“¡Punto
en boca, lobuna fiera impìa
Consúmete
tu misma en tu rabieta! “
Pero a
renglón seguido, le miraba tiernamente y le invitaba a sus brazos.
Dante
era Dante, y en su personificación estaba la esencia de su amor. Era su alegría
y ser. Le animaba y entretenía. Amen de saborear con dulces gracias ese hilar de
lana blanca que hacen las Parcas en las ruecas de la infancia.
Todo
era descubrimiento y juego. Enredo y tercipelo…Lana y tejido. Destino que incluso
llevaba al purgatorio de los dias, cuando en la impotenia y ante Dante, su voz,
la de mi amiga impotente, llenaba todo el aposento:
“No
pregunté “¿Qué tienes? Como lo hace
Quien
sólo mira con mirar vacío,
Sino que pregunté por
darte brío:
Conviene urgir al
perezoso y lento
A no hacer del velar
tiempo baldío.”
No sabe, ella, dónde y
con quién se gastó Dante sus otras seis vidas. Incluso si entre lo flemático y
nervioso de su temperamento, clandestinamente, conjugó, con otros seres de su
especie, algún desvarío, de duelos pélvicos o de esos que a 52 pasos y aún
engatillados dejan sin aliento una persecución gatuna.
¡Lo cierto es que
Dante amaneció muerto!
o simplemente se quedó dormido junto a la ventana... Tomando el sol o bañado en luna...
o simplemente se quedó dormido junto a la ventana... Tomando el sol o bañado en luna...
Se llevó todos los
secretos de una soledad compartida. Los llantos y risas de su ama e incluso los
pensamientos íntimos de mi amiga. Los muchos “brindis” que evocó con Thalía. Las
muchas bienvenidas y la más amarga despedida (la de su hermana).
Se llevó los miedos. Se
llevó el cariño y la excitación. El color exacto del carmín de sus labios de
amante. Los besos, sus manos y todos los fantasmas. Las noches de vino. El alba
y las estrellas… Incluso la luz de la ventana y los pétalos flotantes que
cuajaban en los cristales el roció. Y fue sumiendo a mi amiga en un ocaso… le
arrebató la calma, lo ignoto y hasta lo prohibido… La hizo ser fugaz y surco
vacío. La fue sumiendo en la depresión y en el gesto indiferente del hastío. La
hizo un rio a contracorriente y empecé a ver su semblante pálido y su hostia
excomulgada.
Era como un atardecer
sin color y su voz carcomida por un trueno sordo, seguido por hilillos de luz tenues
y desvencijados. Todo en ella tenía olor a pecado y desdén…Todo era sombrío… creía
ver “La piedad” de Miguel Ángel bajo el cincel de los Talibanes… No quería nada… Estaba
ahogada y sola… debía hacer el duelo…
¿A eso se llega con el
amor? - pensé- entonces me sentí un afortunado…
Cuando por fin de su apartamento empezó a salir humo blanco... Entendí: ¡hay amiga!
Creí que debía hacer el duelo y volver al paraíso. Creí escuchar de nuevo al poeta:
“Pero ya mi volar
fuerzas no tiene
Si no es que al poco
hirió la mente mía
Aquí fuerza faltó a la
fantasía;
Rueda del engranaje,
ya movía.
Amor que mueve al sol
y a las estrellas.”
Poco a poco saldrá de
aquel trance…Poco a poco recobrará la calma y cerrar el duelo.
Nadie reemplazará a Dante. ¡Porque un amor no lo reemplaza otro!
Nadie reemplazará a Dante. ¡Porque un amor no lo reemplaza otro!
Aristóteles decía que cualquier cosa viviente tenía alma… Para mi amiga Dante, más que fuerza vital, tenía alma. ¡Era su hijo!
Entre sollozos me dijo
Está en el Arco iris…
¡Se fue al arco iris!
Entonces le creí…
Porque allá, también, está ¡mi unicornio!
Muy buen trabajo.
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