Gestión Escolar + Gestión Pedagógica=
GESTIÓN PEDAGÓGICA
La gestión pedagógica es definitivamente el pilar más importante de la gestión escolar. Esto es porque está directamente relacionado con la actividad principal del sector educativo. La gestión de esta área está relacionada con la organización y planificación del sistema educativo, la gestión de recursos humanos y la preparación y ejecución de proyectos de clases y cursos.
La pandemia generó un nuevo proceso de significación psicosocial que incidió directamente en la relación de asimilación y acomodación de los niños y niñas en su proceso de enseñanza/ aprendizaje, desde un triángulo sine qua non, propio de la virtualidad, como era la interacción: estudiante-padre-docente. Con ello nos dimos cuenta, los docentes, que los procesos cognitivos de los padres, están relacionados con la formación y puesta en funcionamiento de las capacidades intelectuales y la herencia hacia sus hijos.
Que aprender consiste en cambiar un conocimiento anterior por un nuevo conocimiento y que en el aprendizaje intervienen cuatro elementos: Conocimiento previo del niño – en el hogar o entorno-. El Conocimiento nuevo - en el aula -. El Cambio y el resultado del aprendizaje.
Hasta el momento de la pandemia, a los docentes nos interesaban los aprendizajes intencionales; pero ¿qué pasa con esos aprendizajes no intencionales que, como recursos parentales, heredan los niños de sus padres en situaciones de relación social?, ¿Será que los docentes deben dar una vuelta de tuerca e interesarse además por el aprendizaje no intencional, que en la práctica son recursos culturales parentales?
Sabíamos mucho de copiar en el tablero, realizar ejercicios
procedimentales, oír explicaciones y aquello que encontró la investigación
como: la predominancia de la enseñanza frontal, la ejercitación individual, el
trabajo y el trabajo en equipo precario. Lo anterior nos llevó, a partir de la
gestión pedagógica, a descubrir otras formas de enseñar como la elaboración de
guías y el uso de plataformas.
Connotamos que era importante tener en cuenta que, para que toda la didáctica funcione, el papel de los líderes educativos es fundamental y en ella -la virtualidad- los padres eran esenciales, lo que exigía dirigirnos a ellos e implicarlos en el proceso, es decir, eso se sumaba a esas estrategias, métodos y contenidos propios del ámbito educativo como:
· Definir
los objetivos necesarios para optimizar los procesos pedagógicos
· Conseguir
que los profesores y toda la comunidad escolar asuman los compromisos
establecidos para mejorar la educación
· Despertar
en los docentes el deseo de enseñar y en el alumno el deseo de aprender.
· Evaluar
el trabajo pedagógico realizado por los docentes.
· Establecer
formas de involucrar más a los profesores en el proceso de la educación.
· Estar
en comunicación abierta con los profesores para establecer el enfoque del
aprendizaje y promover la educación en conjunto.
· Prestar
atención al currículo escolar y la metodología de enseñanza actual, sugiriendo
posibles cambios oportunamente.
Incluso el tiempo cambio y la priorización curricular nos llevó a otro
estadio del proceso enseñanza/aprendizaje. Google era determinante y peligroso
a la vez, si el docente no sabía interpretar los tiempos y los procesos o no
equilibraban las nociones de referentes de calidad con las necesidades propias
de sus alumnos en virtualidad.
Aquí fue donde se dimensionó, en toda su plenitud, la pregunta de: ¿Cómo orientar y equilibrar las variables de calidad, eficiencia y equidad de los sistemas educativos?
La pandemia nos informó que el proceso cognitivo del aprendizaje requería, para funcionar, que se activara una disposición de carácter emocional. De donde se colige que el aprendizaje cognitivo implica un proceso cognitivo en asocio con una disposición emocional. Reconocimos, entonces, que desde el punto de vista cognitivo, el aprendizaje no consiste en incorporar conocimientos en el vacío, sino en modificar conocimientos anteriores y que el proceso cognitivo del aprendizaje consiste en un proceso de cambio.
Razones para que el investigador encontrara que, en las escuelas privadas se muestra el mayor porcentaje de alumnos, hijos de madres con nivel de escolaridad superior, con resultados favorables, como puntajes mayores en pruebas de matemática y lengua. Eso para los docentes de las escuelas públicas es una verdad evidente. Lo que parece contradictorio, pero en Colombia, la mayoría de los docentes tienen sus hijos en es cuelas privadas.
No en vano en los efectos de la investigación se determina que “existe una clara relación entre la dependencia administrativa de la escuela, los procesos de gestión escolar, los procedimientos de enseñanza, el nivel de escolaridad de la madre y los resultados de las pruebas de conocimiento, con una tendencia favorable hacia una organización escolar comunitaria y participativa, con comunicación fluida entre directivos, docentes y representantes, donde se discutan con frecuencia los asuntos pedagógicos. Las escuelas privadas muestran mayor cantidad de rasgos favorables en su gestión que las escuelas oficiales”.
CONCLUSIONES
Colombia es el quinto país más grande de América Latina y, con una población estimada de 47,6 millones de habitantes, ocupa el tercer lugar, después de Brasil y México en cuanto a población. Más de una cuarta parte de los colombianos son menores de 15 años y, aunque a un ritmo más lento, la población aún está creciendo a un índice del 1,4%, lo que equivale a más del doble del promedio de los países de la OCDE.
La educación en Colombia identifica dos retos fundamentales: cerrar las brechas existentes en términos de participación y mejorar la calidad de la educación. Pero a su vez es paradigmática en su ambigüedad: hace obligatoria la educación, pero no traza acciones por su incumplimiento, lo que la hace letra muerta, a la luz del derecho- y cercena la materia de estudio, los métodos y la acción del gobierno escolar. Es así como la descentralización más que un marco normativo es un proceso cultural, social, político y económico, y que para lograr resultados se debe desarrollar de manera integral. Esto significa promover y estimular procesos de orden cultural que contribuyan a modificar las actitudes para superar la renuencia al cambio, la indiferencia a participar activamente en la toma de decisiones y la burocratización de la administración.
Lo anterior indica que la desigualdad comienza desde la norma: muchos niños de sectores marginales no van a la escuela, o no empiezan a tiempo o asisten a instituciones de menor calidad. Reflejándose en los resultantes, en términos de nivel de estudios alcanzado, los cuales son abismales: La expectativa de vida escolar de los estudiantes con las peores condiciones de pobreza es de solo seis años, en comparación con la cifra de 12 años de los más ricos, reflejándose como un círculo perverso de pobreza educativa. Padres semiletrados forman hogares inestables. Huelga decir que solo el 9% se matricula en educación superior, en comparación con el 53% de los pertenecientes a las familias más acaudaladas.
A ello se agrega baja calidad de la educación, como factor determinante para la deserción progresiva e inclusive un apoyo deficiente del aprendizaje desde el principio –conocimientos previos- sin unas bases sólidas, que terminan por “dejar pasar” en las instituciones para evitar la extraedad, o de lo contrario llevando a la repitencia o desertar del todo.
Lo hasta aquí reseñado indica, que la problemática educativa colombiana se cifra en programas pensados desde el aspecto socioeconómico. Es decir, desde la perspectiva de los recursos económicos como factor de debilidad en el hogar y de incidencia en los resultados escolares.
Para Barudy y Marquebreucq (2006), el concepto de competencias parentales engloba las nociones de capacidades y habilidades de las figuras parentales para vincularse, la inteligencia emocional, la empatía, las creencias y los modelos de cuidado y la capacidad para utilizar los recursos comunitarios. Por otro lado, las habilidades parentales corresponden a la plasticidad que tienen las madres y los padres para proporcionar una respuesta adecuada y pertinente a las necesidades de sus hijos, considerándolas de una manera singular y adaptando sus respuestas a sus fases de desarrollo”
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
Rodríguez,
N. (2000). Gestión escolar y la calidad en la enseñanza. Revista Educere,
Investigación. Año 4, N°10, Julio – agosto – septiembre, 2000.
Habermas
J. Knowledge and human interests: a general perspective, In knowledge an human
interests trans. By Jeremy J. Shapiro. Boston: Beason Press, 1971; 3011-349.
Caballero P. Piedad. “Los procesos de gestión educativa en el marco de la
descentralización". En Revista colombiana de educación, No.33. Segundo
Semestre de 1996. Pág.59.
https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-357297_recurso_1.pdf
OCDE (2015a), Education at a Glance Interim Report: Update of Employment
and Educational Attainment Indicators, OECD Publishing, París, www.oecd.org/edu/EAG-Interim-report.pdf.
https://dapre.presidencia.gov.co/normativa/normativa/Constitucion-Politica-Colombia-1991.pdf
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of Employment and Educational Attainment Indicators, OECD
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Barudy, J. & Marquebreucq, A. P. (2005). Hijas e hijos de madres
resilientes. Barcelona: Gedisa.
Mineducación (2012). Programa Todos a Aprender: Para la transformación
de la calidad educativa. Bogotá, Colombia.
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