domingo, 13 de febrero de 2022

GESTIONAR LA EMOCIONES, TAREA DEL LIDER

 

                                                                 

 “Quien conoce su aldea, conoce el universo…”

                                                                     León Tolstoi

  INTRODUCCION

La innovación educativa exige un nuevo tipo de docentes que lideren las transformaciones de sus establecimientos para asegurar su éxito, es decir, exige un liderazgo transformador que recale en la  calidad.

El cambio es el nuevo paradigma, y la innovación el principal reto institucional.

En la cotidianeidad de mi labor como tutor, siempre he creído en lo imperioso que es reconvertir el aula y por ende al docente-líder para que movilice, genere y visione el futuro, cree emociones positivas de cambio; verbos rectores en una hoja de ruta de calidad.

 El día a día de mi labor, como “maestro de Maestros”, a través de un programa que en Colombia se llama el PTA – Programa Todos a Aprender-  me invita a interactuar con docentes en aras de que se movilicen, que generen una visión de futuro y creen emociones positivas de cambio. Que no es otra cosa que un maestro-líder, determinado por un plan de acción en equipo, con una  estrategia de cambio, gestionando el diseño, las competencias, los conocimientos, la motivación y los resultados, amén de desarrollar y potenciar a la comunidad educativa que representa y guía.

 Pero sea cual fuere su liderazgo- instruccional, distributivo o pedagógico- Lo cierto es que se demanda alguien que se permita analizar y gestionar sus colectivos, establecer un plan de comunicación con acciones intentando que, esos colectivos,  comprendan la necesidad del cambio y que apoyen con su comportamiento la misión y visión institucional.

 Sólo así se pueden clarificar la innovación y el cambio, relacionarlos con diferentes objetivos; con el calendario y cómo les afecta el currículo a cada una de las personas involucradas en la comunidad educativa, en virtud a que este encarna los objetivos y propósitos educativos de una sociedad.

 No en vano se identifica que el currículo representa una selección consciente y sistemática de conocimientos, capacidades y valores; una selección que incide sobre la manera en que se organizan los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación para abordar cuestiones como qué, por qué, cuándo y cómo deberían aprender los estudiantes.

Si bien en el currículo confluyen tres grandes ámbitos de aprendizaje: conocimientos, capacidades y valores , en aras de desarrollar en los estudiantes competencias o capacidades ampliamente definidas, como la reflexión crítica y creativa; en el docente también se relaciona la confluencia de tres saberes básicos: tres tipos de saber: el disciplinar, el pedagógico y el didáctico ( contextual) que le van a permitir resolver el ¿Qué sé?, ¿cómo comunico lo que sé? y ¿cómo me transformo y transformo con lo que sé?

  Así, al ser el liderazgo pedagógico uno de los medios fundamentales para mejorar la calidad educativa, liderazgo del profesor como uno de los principales cometidos en la gestión de los centros educativos.

Se ha dicho que el currículo representa una selección consciente y sistemática de conocimientos, capacidades y valores; una selección que incide sobre la manera en que se organizan los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación para abordar cuestiones como qué, por qué, cuándo y cómo deberían aprender los estudiantes, amén de reflejar en su esencia si la educación que conlleva es inclusiva, lo que garantiza la equidad.

Pero este deber ser de mi labor, contrasta en el trabajo de campo y con las consideraciones expuestas por las profesoras de la Universidad de Navarra, Aurora Bernal Martínez de Soria y Sara Ibarrola García, en su artículo; “Liderazgo del profesor: objetivo básico de la gestión educativa” donde se identifican unas características especiales que  proporcionan la estructura para impartir un aprendizaje de calidad, en lo que debe ser un tránsito armónico del docente a líder, como fruto de la experiencia del aula y el reconocimiento innovador, desde donde  docente puede ejercer un liderazgo propio, como profesor, al gestionar su labor, sin ser un directivo docente  y transformando su entorno o contexto - su  quehacer- impactando desde su rol de simple maestro: maestro innovador.

 

DESARROLLO

Plantean Aurora Bernal Martínez de Soria y Sara Ibarrola García una premisa de calidad fundamentada en el liderazgo del profesor como uno de los principales cometidos en la gestión de los centros educativos. Que supere el prurito de asumir el liderazgo con la gestión de recursos –liderazgo administrativo o gerencia- en sus diferentes tipos –liderazgo distribuido, compartido, democrático, participativo o paralelo–, donde se intenta asumir que dicho liderazgo - del profesor- debe verse reflejado en su asunción como directivo – rector o coordinador- que como ellas expresan, son las figuras habituales que representan a los líderes escolares.

 En Colombia, a mi juicio, el sistema ha sido perverso en ese sentido, la elección de los docentes y directivos docentes -Rectores y coordinadores- se ha venido amarrando a un sistema de meritocracia determinado por un examen, donde la matemática - en el caso de los rectores- es la asignatura más fuerte - en el entendido que son quienes manejan recursos- eso hace que haya una predisposición a que la función de dichos directivos sea del orden monetario y dé al traste con el fortaleciendo holístico del proceso enseñanza/aprendizaje. Ello, a todas luces, genera ruido en cuanto al interés de las autoras de, cómo un docente puede ejercer un liderazgo propio –se cual fuere- y se convierta en factor de impacto institucional al combinar su labor pedagógica con  su visión innovadora de liderazgo.

 En torno a los docentes, pesa más el factor misional, ya que la situación no cambia, por el valor dado a la “evidencia” que se sujeta a labores preestablecidas y que “amarran” como camisa de fuerza a instrucciones, ya que esos docentes deben estar inscriptos en un proyecto con labores definidas. Al final esos docentes quedan sujetos a una “evaluación institucional” donde los directivos docentes sopesan la información vertida en unos formatos y brindan una valoración, que es importante para el docente, mas no como hecho diagnóstico para la calidad de la institución.

 No deja de ser menos cierto que existe una autonomía institucional que permite que los centros generen su propio marco de direccionamiento, pero la “Linea” sigue siendo ministerial y sujeta a políticas públicas educativas donde el rendimiento de cuentas,  la creación de estructuras de liderazgo efectivo, el impulso y ejecución de los proyectos educativos se mantienen,  perfilando a la comunidad, pero, dejando en un segundo plano al docente ya que no le cualifica porque su progreso se sigue determinando por un examen que es ajeno a su labor directa campo.

 

EL CONCEPTO DE LIDERAZGO DEL PROFESOR

Consignan las investigadoras que el liderazgo del profesor no es bien ponderado, a pesar de su importancia, quizás porque es mirado, más desde el liderazgo, instruccional, pedagógico o centrado en el aprendizaje, ya que se cuenta para  función propia del profesor, determinado como buen docente a partir de su experticia en el proceso de enseñanza aprendizaje y ponderado por diversos tipos de liderazgo:

a)      Liderazgo instruccional. Donde el quid se hace desde los aspectos gerenciales a los resultados académicos, con énfasis en el directivo docente en un liderazgo donde el profesor se destaca por su ánimo colaborativo, al reformular - en conjunto- el currículo y los procesos de enseñanza y evaluación.  De esta forma el  docente está legitimado en el aula y fuera de ella, porque influye en la creación de una cultura que promueve el aprendizaje, pero sujeto a referentes de tipo nacional, caso Colombia, lo que inhibe su autonomía y condiciona su trabajo.

Actualmente con el PTA, tratamos de fortalecer las comunidades de aprendizaje, para que docente retome sus proceso al plantear, por ejemplo un liderazgo desde el concepto de Ambientes Híbridos de Aprendizaje como la alternativa para cubrir esas formas variadas (en lo presencial, en casa, con recursos análogos, digitales, de forma sincrónica y asincrónica) que los docentes usan para impartir los procesos de enseñanza y el aprendizaje y continuar con la educación de los estudiantes en el esquema de alternancia, las diferentes maneras de combinar la presencialidad/no presencialidad, escuela/casa, lo digital/analógico, sincronía/asincronía, entre otros. Aquí es docente  es un colaborador

Liderazgo distribuido: Se aduce que responde a un contexto en el que confluyen cambios organizativos y sociales, donde se configura el paso de la jerarquía a la redarquía con énfasis en el valor dado al conocimiento, la información y la comunicación.

Mucho se ha hablado que en la era de la innovación y de la digitalización las instituciones educativas deben responder pro formaciones que asuman esa competitividad que hace que su tenga como un imperativo ante el auge de la economía digital, lo que precisa que aquellos directivos que no puedan o no sepan adoptar los nuevos comportamientos se convertirán muy probablemente en graves problemas para sus instituciones. Esto por acción- reacción ante el medio puede generar, como se aduce en el artículo, un modo de organización en la que hay más líderes que directivos, resaltando una configuración de interacciones entre líderes, seguidores y situación, al tiempo que se potencia para mayor bagaje de interacción y fortalecimiento de las comunidades de aprendizaje. Aquí el papel el docente es el del experto, que ayuda o asesora al directivo. En Colombia se trata de asumir en las instituciones cuando el docente se hace coordinador de área, integrando por ejemplo el Consejo Académico y fortaleciendo su saber pedagógico.

 Liderazgo pedagógico. Su fundamento se cimenta sobre la mejora de los resultados de los alumnos, impulsando el desempeño de todos los miembros del centro educativo. Aquí entra en juego el saber conceptual o didáctico del docente. Fruto de su experticia y la caracterización de su comunidad educativa, amén de las metas institucionales de calidad. Aquí juega un papel de primera mano la declaración de Ralph Tyler sobre las cuatro cuestiones fundamentales que deben abordarse en el proceso pedagógico:

1.      ¿Qué fines educativos se procura alcanzar?

2.      ¿Qué experiencias educativas pueden proporcionarse que puedan alcanzar estos fines?

3.      ¿Cómo deberían organizarse efectivamente estas experiencias educativas?

4.      ¿Cómo se debería determinar si se han alcanzado esos objetivos?

 Por su parte UNESCO, en un proceso al que contribuyó la OIE, ha abordado la pregunta “¿qué hace un currículo de buena calidad?”, listando criterios como:

1.      ¿Hay objetivos claros para el currículo?

2.       ¿Está actualizado el currículo?

3.       ¿Es pertinente para las vidas, experiencias, entornos y aspiraciones presentes y futuros de los estudiantes?

4.       ¿Crea un futuro próspero desde el punto de vista social y económico respetando al mismo tiempo el pasado, la historia y las tradiciones culturales del país?

5.      ¿Es el currículo equitativo e inclusivo (es decir, tiene en cuenta la diversidad de los

6.      alumnos y de sus necesidades, atiende a los grupos marginados, evita prejuicios)?

7.      ¿Está el currículo centrado en el alumno y está adaptado a él (es decir, tiene en cuenta las necesidades de los alumnos, evita los sesgos y la discriminación, está bien sincronizado con respecto a la edad de los alumnos, contribuye al desarrollo personal y la preparación para la vida, tiene sentido, es significativo para los alumnos, evita sobrecargar a los alumnos)?

8.       ¿Es el currículo abierto y flexible, a fin de poder abordar los nuevos problemas y oportunidades mediante la integración de cuestiones nuevas o emergentes?

9.      ¿Es el currículo coherente y uniforme en todos los diferentes grados, etapas y tramos educativos y en las áreas de aprendizaje o asignaturas?

 Aquí el docente es ya un líder.

 DESARROLLO PROFESIONAL DEL PROFESOR Y LIDERAZGO

La enseñanza como acción intencionada y el aprendizaje como acción cognitiva, permea el trabajo docente y pone en juego sus tres saberes, lo que constituye el liderazgo del docente desde su agencia, al asumir el liderazgo como  el arte de la conducción. Liderazgo que se fortalece allende a las fronteras del aula y transciende su entorno.

Esa agencia llena de esencias misionales y funciones institucionales, se ve opacada por  la burocratización, el anonimato, la corrupción , la paquidermia procesual, la cultura de la desconfianza basa en la evidencia, la pérdida de tiempo, la zona de confort, la pérdida de calidad, el síndrome de Burnout  el síndrome burocrático y como asumen algunos prácticas alienantes forjadas bajo el modelo administrativista, son los principales enemigos del liderazgo y que contrasta con las funciones del buen docente al generar indiferencia, complacencia, repartición de culpas, desconfianza a las propuestas de innovación de sus compañeros, resistencia estratégica y bloqueo el cambio.

 Visto así, es el docente quien crea las condiciones para la idea de progreso de las comunidades que representa y guía; la misma que los expertos asumen como la renovación de las ideas y las prácticas de dirección;  claves estratégicas para poder adecuar al nuevo marco de una sociedad globalizada, pandemizada, con mercados dinámicos y reconvertidos, con grandes cambios tecnológicos y con la aparición de nuevas expresiones identitarias como cepas de virus que amenazan y mantienen grandes cambios de socialización e interacción.

 En ese orden de ideas y asumiendo como analogía del epígrafe de Tolstoi, podría decir que el docente que conoce su aula conoce la educación. Porque no solo influye sobre sus alumnos, sino en su contexto de par académico, determinándose como ser, como integrante de una comunidad académica y como dinamizador de la misma. Ejercicio del liderazgo que converge en la toma de decisiones, el colaborar y participar activamente en el proceso de impulsar el aprendizaje; transformando en positivo las dinámicas de trabajo y educativas de la institución y complementado, como reseñan las autoras, el liderazgo directivo.

 

 FOCOS DE INTERÉS EN LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL LIDERAZGO DEL PROFESOR

Así como en el acto educativo se conjugan tres elementos fundamentales como son: lo emocional, lo cognitivo y lo pragmático; en el liderazgo del docente también se asumen tres elementos constitutivos de dicho liderazgo: 1. La concepción de la enseñanza que tiene el profesor. 2. Su competencia emocional y 3. Su percepción acerca del clima socioemocional del centro educativo.

Tanto en el acto educativo  como en el liderazgo se reconfigura una  reflexión sobre el ser, la identidad, la especificidad de la profesión, la práctica y la vocación misional del educador; siempre en aras de interrogar y responder a su misión; ya que en dicha reconfiguración están inmersos sus valores y cualidades morales. Se reseña, además, como otros autores asumen ese docente desde el cómo, es decir, desde la didáctica misma del cómo se aprende y cómo se produce la enseñanza; validando el saber y el hacer en su contexto para acentuar su liderazgo y construir su propia teoría personal al:

ü  Saber valorar las implicaciones y las consecuencias sociales de su trabajo.

ü  Poseer un conocimiento de sus responsabilidades legales y administrativas.

ü  Ser hábil en valorar su propio progreso profesional mediante la utilización de estrategias de indagación y reflexión de su propia práctica.

ü  Desarrollar una mentalidad abierta para poder abarcar distintas perspectivas o conocer formas de investigación en el aula.

Huelga decir en torno a la emocionalidad, que en Colombia muchos docentes terminan en clínicas de reposo, ya que son, de primera mano, el muro de contención de sociedades vulnerables que hacen  in viable las convivencias y atacan al docente, lo que a veces su liderazgo social sea fruto de acciones violentas, cuando no son de tipo delincuencial por la fobia que ha marcado grupos de extrema derecha sobre líderes sociales y el docente lo es. En ese orden de ideas podría decirse que se dan dos principios funcionales altamente valorados: la subordinación funcional y la previsibilidad de resultados. Razones que rutinizan la labor del docente y que se hacen pretexto para seguir indagando, como focos de interés en el desarrollo del liderazgo docente.

 El sentido de pertenencia, que más bien debiera ser sentimiento de pertenencia por ser un afecto y no un direccionamiento - desde el punto de vista emocional -  es una acción que motiva y hace maestros más consistentes desde el punto de vista humanístico. Pero tampoco podemos perder de foco, que la sociedad de hoy se ha ido deshumanizando, haciendo mediática y con ello ha arrastrado a la educación y por ende a sus actores principales. Acá juega un papel preponderante la confianza, la que concreta la práctica y al compartir su revisión, puede generar la innovación y el liderazgo requerido.

 PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN SOBRE EL LIDERAZGO DEL PROFESOR

Resumen las autoras que el profeso en su cotidianeidad afronta, en las escuelas, nuevos contextos cognitivos y emocionales. Su figura es clave en el aula, pero también lo es en el contexto profesional más inmediato. Pero nos e puede dejar de lado que la cultura burocrática ha hecho de las escuelas los lugares donde menos se discute de educación. No en vano se ha dicho que uno de los metaparadigmas nuevos y más prometedores de la era postmoderna es el de la colaboración, como principio articulador e integrador de la acción, la planificación, la cultura, el desarrollo, la organización y la investigación. Para ello centran los esfuerzos para apoyar y mejorar la calidad del profesorado  en la construcción, el mantenimiento y la retención de su compromiso que va más allá de su edad cronológica. Tiempo que le decanta como un líder que pueda mejorar la educación desde su entorno más inmediato y promover el cambio social, sino está sujeto a presiones propias de los cambios intempestivos de lugar de trabajo, acoso laboral etc.

 Se asume, también, una perspectiva pedagógica, considerando el liderazgo del profesor desde el punto de vista de su formación. En Colombia con el PTA hemos desarrollado un proceso de maestros formando maestros, en cascada. Pero la credibilidad del maestro es baja; la forma como tiene enquistado que todo lo que se promueva desde lo estatal es malo, da al traste con su liderazgo, amén de hacer carrera que las formaciones solo deben ser  válidas para obtener mejorar salariales, no por una cualificación académica y esto si es una problemática muy generalizada en el magisterio colombiano. No por culpa del maestro, sino del sistema que Banalizó la idea de progreso, al circunscribir el ascenso al estudio forzado.

Ahora bien, la experiencia en el propio centro educativo, donde el docente conectar el conocimiento en campo con las experiencias individuales y las prácticas colectivas del acto educativo, solo sirven para orgullo o fundamentación ética del fuero interno del docente, porque entre otras, la educación, en este país, viene siendo politizada desde hace mucho tiempo, empezando por la posición geográfica donde esté ubicado el docente, la cual es asumida por nexos políticos.    Ahora bien, resulta muy interesante el trabajo e capacitación de pares y como reseñaba con e PTA se busca, pero el docente sigue siendo desconfiado y no cree en su compañeros fácilmente, bien sea por  celos profesionales, por miedo a perder el control u otras opciones donde se antepone lo personal a lo profesional- eso es lo que nos dice la experiencia en un alto porcentaje-

 Cuando se habla de un enfoque holístico en el desarrollo profesional, el cual contempla y facilita el intercambio de conocimientos entre los docentes, la ayuda de profesores expertos a profesores noveles para desarrollar habilidades de liderazgo y el compartir buenas prácticas a través de estrategias como la observación de colegas, la investigación-acción o los grupos de estudios, vale decir que en Colombia existen dos estatutos -dos  categorías de docentes en el sistema- determinados por dos decretos – 2277 y 1278- estatutos que en vez de complementarse rivalizan y generan brechas no solo generacionales, sino de concepciones pedagógicas y didácticas que dan al traste con dicho enfoque holístico.

 CONCLUSIONES.

Si bien en el proceso enseñanza/ aprendizaje, un elemento fundamental es el conocimiento, y sobre el, es importante corroborar que los dos peores estados del conocimiento son la ignorancia y la certeza; como la gran aliada del liderazgo es la confianza, ya que esta reduce la incertidumbre y limita el exceso de culpabilidad que invade la docencia, al fijar de común acuerdo unos límites sobre lo que razonablemente puede conseguirse en cualquier ambiente y de cara a una esencia expuesta en la introducción  a este reporte: la innovación.

Resulta una verdad decir que la innovación educativa exige un nuevo tipo de docentes que lideren las transformaciones de sus establecimientos para asegurar su éxito, es decir, exige un liderazgo transformador que recale en la  calidad como  paradigma de cambio y reto institucional donde converjan todo los factores de riesgo institucional bajo la cultura del trabajo colaborativo en equipo y la confianza.

 La confianza al permear la cultura, empodera a los docentes para interactuar con mayor motivación en sí mismos y mayor asertividad con los sistemas que los rodean y la multiplicidad de innovaciones que aspiran y necesita el sector; porque se apoya en acciones colectivas que puede ayudar a los profesores a resistir la tendencia a la indiferencia, al incertidumbre, la poca credibilidad y la certeza que nada cambia y la gobernabilidad está en ciernes.

Huelga decir, como ya se ha expresado antes, que la gestión tiene que ver con gobernabilidad y esta, con los nuevos balances e integraciones necesarias entre lo técnico y lo político en educación: sólo mediante este reposicionamiento estratégico de las prácticas de dirección de las organizaciones educativas puede hablarse de gestión, es imperioso que cada docente se sienta y actúe , desde su práctica de aula, como líder, sin esperar que el liderazgo lo ejerza únicamente el directivo docente, ”porque es el que manda y le pagan para eso”

El rol del docente/ líder es la mejor manera de confrontar los modelos de organización del trabajo basados en los supuestos de administración y control que intentan mantener presupuestos alienantes como la obediencia y el acatamiento evidenciar, para dar paso a  la creatividad, la participación activa, el aporte reflexivo, la flexibilidad, la invención, la capacidad de continuar aprendiendo y la institución  entendida como comunidad de aprendizaje.

 Finalmente no resulta descabellado decir que para obtener ese docente - líder es vital la gestión de las emociones, como la clave del éxito educativo. Porque la formación de la cultura institucional y los valores de una organización va d la mano de los valores, hábitos y comportamientos de las personas que la integran. Quien sepa manejar las emociones organizativas, tendrá mayor capacidad de gestionar el cambio y ese es un líder.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Tyler, Ralph (1949). Basic Principles of Curriculum and Instruction. University of Chicago Press.

http://www.unesco.org/new/en/education/themes/strengthening-education-systems/quality-framework/technicalnotes/

what-makes-a-quality-curriculum/

 

 

 

 

 

 

 

 

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