Hacia 1949 el mundo era diferente. Algunas cosas
estaban por crearse, otras se dividían y las que más se extinguían…
Para entonces Fernand Braudel, escribía El
Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II con el método de
la escuela de los Annales; propio para el abordaje de las nuevas
investigaciones históricas, al pensar la historia desde la larga duración,
estableciendo puentes entre la historia y el resto de ciencias de sociales en
particular con la antropología.
La música estaría de luto con la muerte del
compositor y director de orquesta alemán Richard Strauss. Después de 22 años de
lucha, era proclamada en la plaza central de Pekín la República Popular de la
China y así triunfaba la revolución de Mao. La antigua Alemania, derrotada en la
Segunda Guerra Mundial, quedaba dividida en dos Estados diferentes: la RFA y la
RDA. La Universidad de los Andes inicia actividades en Bogotá. Radio Cadena
Nacional de Colombia, empezaba a radiar al aire en Medellín y la Argentina de
los descamisados, permitía en las aulas el proselitismo de una cartilla: “Así
aprenden a leer los niños argentinos, con el presidente Perón u Evita”, entre
otros acontecimientos
Para entonces se encuentra en Chinchiná, Caldas, como jefe del Departamento. de Patología Vegetal del Centro
Nacional de Investigaciones del Café, el fitopatólogo Mendocino Rafael Edmundo
Pontis Videla, quien fortaleciera la variedad Colombia y descubriera la cancrosis
del cafeto. De la mano de ese científico llegó una mujer de abolengo y mecenazgo: Ana Berruezo de Pontis Videla, quien cambiaría
parte de la historia de la educación en el municipio eléctrico de Colombia:
Chinchiná.
El Diario La Nación de
Argentina reseñó un acontecimiento: Situada a 22 km de Manizales, capital
del departamento Caldas, y a 330 km al sudoeste de Bogotá, Chinchiná se dedica
a la agroindustria, pero el sector primario de su economía es el café. Es un
escenario único el que montó la naturaleza. Una amalgama irrepetible de frutos
y flores de vivos colores teñidos por el aroma del café, que brota a 1500
metros de altura, en la zona andina. Allí está enclavada esta ciudad, rodeada
de sinuosos caminos que suben y bajan por cerros alfombrados de mil tonos de
verde. Sin embargo, esta gente ha sembrado y cosechado, desde hace décadas, una
de sus mejores riquezas: la educación... Ejemplo de ello es el Colegio Bartolomé
Mitre, fundado en 1949 por la argentina Ana Berruezo de Pontis Videla y el
sacerdote colombiano Santiago Martín Vargas, quien, desde ese entonces y por
una década, se convirtió en docente y rector de esa casa de estudios primarios
y secundarios. Ella, visionaria y culta, veía con preocupación los pocos
centros educativos de la población y la necesidad de una formación idónea para
la juventud y decide asumir el reto y en compañía del sacerdote Santiago Marín
Vargas emprenden tal desafío.

Y así se dio vida institucional al primer colegio de
bachillerato de Chinchiná - (El Santa Teresita sólo tenía una escuela de
comercio para damas)-. albergó, para entonces, veinte (20) alumnos y se inició una
brigada puerta a puerta para encontrar alumnos.
Los profesores eran ad-honorem: Doña Ana Berruezo de
Pontis Videla daba clases de inglés, la señorita Leticia Rubio daba español,
el Presbítero Santiago Marín V. manejaba las Sociales y Jaime Llano, Matemáticas.

70 años después, el Mitre fortalece principios y valores ciudadanos y mantiene alianzas constructivas con el SENA y COMFA, entre otras, en aras de fortalecer la razón de ser de cientos de niños y niñas, que provenientes de sectores vulnerables y hogares diversos que Ana Berezuelo pensó pudieran ser atildados y no señalados de cantinfleros, curdas, cascarrientos, morfetas y atorrantas; como discriminación en barrios piolas como La Frontera, El Túnel, Los Mangos entre otros…Legado que se mantiene en su fe y fortaleza humanista, gracias a la gestión misional de sus docentes producto de un raigambre y profesionalismo acendrado en los conocimientos disciplinar, didáctico y contextual de su misión.

70 años después deseamos ¡Larga Vida al Bartolomé
Mitre” en un canto nuevo con Benedetti:
¡Oh, Bartolomé Mitre, en tus aulas hemos podido:
…Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos…
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